500 g de queso gruyère (suizo) o emmenthal (francés) o bien, ¼ y un ¼ de cada uno
1 diente de ajo
1/ 2 litro de vino blanco seco
1 cucharadita maicena
Pimienta recién molida
Nuez moscada rallada
Trozos de pan tostado cortado en cuadritos
Cortar el queso en forma de daditos, para que se funda con mayor facilidad y de forma homogénea.
Pelar el ajo, aplanarlo con la palma de las manos a la hoja de un cuchillo ancho y frotar con él el interior de la cazuela o coquelón donde se preparará la fondue.
Incorporar en el recipiente el queso, el vino y la maicena.
Colocar sobre el calentador de mesa encendido y remover lentamente con cuchara de madera formando ochos.
Continuar revolviendo hasta que se forme una crema lisa y espesa.
Para finalizar, añada el condimento, coloque la fondue sobre un fuego portátil y llévela a la mesa cociendo siempre a fuego lento.
Para no quemarse, esperar unos segundos antes de llevarlo a la boca. Comer sumergiendo el pan ensartado en pinches especiales o tenedores largos en la crema de queso caliente. Acompañar con vino blanco seco
Los quesos suizos, por tradición, por su textura y sabor, pueden ser el ingrediente principal en la comida; la cuna del fondue es Suiza…la leyenda habla del leñador que colocaba junto al fuego un trozo de queso de pasta dura y esperaba a que este se fundiera para tomarlo y deleitar su paladar.